Mercedes Sosa fue una cantante comprometida con causas políticas y sociales. Formó parte de la bohemia que acompañó el folklore argentino en los años 70-80, el llamado Movimiento del Nuevo Cancionero, y participó en cuanta marcha, manifestación o encuentro hubo en esa época a favor de las comunidades indígenas, luchas sindicales o encuentros políticos sobre los derechos humanos. Durante un concierto celebrado al inicio de la dictadura militar fue detenida, junto con buena parte de su público. Al recobrar la libertad, marchó al exilio (España y Francia), de donde no regresaría definitivamente hasta la llegada del presidente Raúl Alfonsín y la democracia. En una reciente entrevista comentó aquellos momentos de intensa lucha política: "Antes, los sueños eran más radicales; perfectos. Ahora, se hace lo que se puede".
Su relación con los músicos jóvenes argentinos fue constante: era ella la que les buscaba para ofrecerles incorporar algunas de sus canciones en los álbumes de música folklórica que iba produciendo (más de 40 a lo largo de su carrera). En su último álbum doble, Cantora, ya enferma, fueron muchos de esos músicos quienes se ofrecieron a cantar duetos con ella: Shakira, Fito Paéz, Charly García, Caetano, Soledad, Julieta Venegas, Drexter o los españoles Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina colaboraron para lanzar un disco que ahora esta nominado como mejor álbum del año para los Grammys Latinos 2009.
Alfonsina y el Mar una de mis favoritas
La canción habla de Alfonsina Storni, una de las grandes poetas latinoamericanas, argentina, nacida en 1892.
Actriz adolescente, joven dramaturga, maestra rural, profesora de arte dramático, periodista y, sobre todo, poeta. Madre soltera ("Yo soy como la loba, ando sola y me río... El hijo y después yo, y después,...¡lo que sea!"), en sus poemas defendió un mayor protagonismo de la mujer en la sociedad.
Así describe el escritor chileno Omar Pérez Santiago cómo pudieron transcurrir las últimas horas de la poeta:
El sábado 22 de octubre de 1938 una mujer de 46 años deambula en Buenos Aires hacia la estación de trenes, saca un billete, sólo de ida, para Mar del Plata. Se instala en una modesta residencial con el borroso designio de suicidarse.
Se dice -la anécdota es oscura- que está enferma, cansada y anhela la muerte como una liberación. Quizás, en un banco desmantelado ocupa largas horas en repasar su vida. Tal vez emplea su tiempo en redactar el poema "Voy a dormir":
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.
Va al correo y envía el poema a La Nación.
El lunes permanece la noche en vela con su confusión moral.
Redacta una carta a su único hijo, Alejandro, de 26 años. A la una de la noche sale y va hacia el mar. Sus biógrafos aseguran que saltó al agua desde una escollera.
El mito, sin embargo, más poético y más lleno de espíritu, que se internó lentamente en el mar.
Horas más tarde, dos jóvenes obreros que paseaban por la playa La Perla encontraron su cuerpo. Era Alfonsina Storni, una de las más importantes poetas del siglo.
Sobrellevó un cáncer de mama hasta que, finalmente, se sintió abrumada por la desesperación y decidió acabar con su vida.
Alfonsina Storni Martignoni, vivió los últimos años de su vida atemorizada por la enfermedad, con salidas cada vez menos frecuentes a la calle.
Todos sabemos lo que le pasó a Alfonsina. Su vida dejó de tener sentido, porque la terapia era demasiado dolorosa, a pesar de que los médicos daban esperanzas.
Optó por el mismo final que su amigo Horacio Quiroga.
Horacio se había matado en el 36, y Alfonsina entonces escribió aquello de...
morir como tú, Horacio, en tus cabales,
y así como en tus cuentos, no está mal (...)
No tuvo el suficiente valor para seguir viviendo, a pesar de que otras personas en su misma situación lucharon y luchan hasta el último momento, agarrándose al último resquicio de vida, como un trozo de madera al pie de un naufragio.
El cuerpo de Alfonsina fue encontrado el 25 de octubre de 1938 en la playa de La Perla, en Mar del Plata.
No tuvo el coraje de vivir y se arrojó a las olas
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